La leyenda del Pedregal de Irimia.

Pedregal de Irimia a tres kms. de Meira, en la Sierra de Meira, aquí nace el río Miño. Fotografía de Secundino Lorenzo, el que escribe,  que pisó por encima de las piedras y escuchó el agua del nacimiento del río Miño,  como manda la tradición. Setiembre del 2013.

 

Justo donde ahora se llama Pedregal de Irimia, en Meira, donde nace el río Miño, hay abundantes piedras de diferentes tamaños. Pisar esas piedras, saltando de una a otra con cuidado, mientras se escucha el rugir del agua que va haciendo camino entre ellas es uno de los grandes placeres que todo buen gallego debe experimentar, por lo menos, una vez en la vida.

     Quien puso aquellas piedras?. Para algunos fueron los pajaros que al servicio de la vieja bruja, Irimia, según una versión que aparece en el libro "A flor da auga"; para otros fue el mismísimo diablo que las dejó en aquel lugar, según otra narración.

      En tiempos muy antiguos hubo en aquel lugar un pequeño cenobio ocupado por los padres cistercienses. El diablo les tenía envidia y le daba vueltas a la manera de poder destruir su edificio.

    Una tarde de verano comenzó a oscurecer anunciando una tormenta que se presentó enseguida. Debió ser terrible. En el medio de aquel caos se presentó el diablo con sus ayudantes, todos cargados con enormes piedras con intención de arrojarlas sobre el cenobio y derribarlo de una vez.

       Pero cuando los monjes comenzaron a rezar, la tormenta se retiró y en el cielo aparecieron grandes claros. Se dice que incluso apareció la figura de Bernardo de Claraval, y que esta presencia sería la que hizo que se retiraran los demonios, quienes con las prisas de la huída abandonaron las piedras que quedaron de esa forma en la que hoy está el Pedregal.

       En el antiguo coro del Monasterio de Meira había un sillón decorado con la representación e este milagro.

 

Hay más versiones, así en la página del Concello de Meira aparecen las siguientes:

"Cuentan las leyendas acerca del nacimiento del río Miño, que en aquellas tierras  vivía una vieja bruja  llamada Irimia que se llevaba mal con los monjes del convento. Un día, mientras vigilaba su ganado fueron los monjes a cobrarle los impuestos  que nunca pagaba, y ella para defenderse comenzó a tirarles piedras para echarlos de sus fincas, por lo que los monjes decidieron quedarse con sus tierras ricas en fuentes para mantener el ganado . La bruja les echo el maleficio  y cubrió el nacimiento del río Miño con piedras muy grandes hasta el fondo de su finca para que no pudieran ir los monjes a buscar agua.

¿Nunca podreis  probar la primera agua deste río que es miño?.

 Y es por eso que el Pedregal le da nombre al nacimiento del Miño en el  ¿Pedregal de Irimia?.

Otra leyenda habla de hombres pecadores convertidos en piedras y que aguardaban la redención de sus almas con las aguas limpias que allí nacen.

Otra leyenda está relacionada con la iglesia y en concreto con la imagen de San Bieito que en su retablo aparece la imagen de un cuervo con un trozo  de pan en su pico,  dice que  san Bieito cumplía y hacía cumplir una regla muy estricta, por la que suscitaba cierto rechazo entre su comunidad, por lo que en una ocasión le sirvieron un pan envenenado. San Bieito acostumbraba dar de comer en la ventana de su celda a un cuervo en sus largos ayunos. Ese día el cuervo le arrebató el trozo de pan envenenado para que el no lo comiese  salvándole así  la vida.

 

  

Iglesia del Monasterio  Cisterciense de Meira a tres km. del Pedregal de Irimia. Fotografía Secundino Lorenzo

Nota: el primer texto anterior está sacado del libro "A flor de auga" de Xosé Miranda e Antonio Reigosa. Xerais. Un libro del año 2006 en el que se recopilan leyendas de Galicia que tienen relación con el agua. Merece la pena.

El  texto siguiente que presenta tres versiones está sacado de la página web del Ayuntamiento de Meira.

        

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