A lenda do Pozo Maimón en Ourense

Na fotografía o río Miño dende a ponte de Outariz, nesa zona a dereita da fotografía está o Pozo de Maimón. Outros situan o Pozo de Maimón máis abaixo... O que importa é que o Pozo de Maimón estaba no río Miño e nel guindaron ao bispo Francisco Afonso según conta a lenda...

Copio unha das versións que vín escritas desta lenda:

 

É célebre na historia ourensá un episodio ocorrido no 1419, cando nunha visita pastoral, por terras do que hoxe é o concello de Toén, o bispo de Ourense Francisco Afonso é atacado polo escudeiro Lope de Alongos e seus homes na ribeira do Miño, rematando a refrega ca morte do prelado que caeu ao río no Pozo Maimón e afogou.

Sobre este asunto quedou unha lenda en Puga da que da conta don Etelvino Sotelo, que foi párroco daquela parroquia a comezos do século XX:

"Los señores de la Torre de Puga tenían el privilegio de el día de San Rosendo patrono del convento de Celanova ir a dicha función y de que los religiosos tenían que recibirle bajo palio y él montando en un caballo con las herraduras y espuelas de plata, llevando un perro delante de sí y después sentarse en la cabecera de la mesa a mediodía; mas resultó que una vez después de dicha ceremonia tan absurda tenían los frailes un herrero escondido y un notario con los testigos correspondientes y salió el herrero con un gorro candente en unas tenazas y le dijo a dicho señor, o renuncia a las rentas del Castillo de Sande y al privilegio este de recibirlo bajo palio o le planto este gorro en la cabeza y como se hallaba solo y dentro del monasterio hizo la renuncia creyendo que no había quién de ellos diere fe, más salió el escribano y los testigos dando fe de esta renuncia quedando desde entonces dueños de las rentas y libres de esa carga los religiosos. Éste al verse de esta manera tratado, acudió en auxilio al prelado y como no secundare sus deseos fue cuando un día viniendo el señor Obispo de la confirmación de Alongos le tiraron al Miño junto al pozo que llaman Maimón, y vino a parecer él, la litera pajes y bestias que la conducían a Barbantes en donde fue sacado y conducido a Orense. Después dicen que fueron excomulgados y para que les levantaran la excomunión tuvieron que ceder algunos privilegios más."

Fonte: González García, Miguel Ángel "Anotaciones curiosas de un cura rural: Don Etelvino Sotelo, párroco de Puga (Ourense) (1889-1922) Aportaciones para la Historia del Obispado de Ourense, Ourense 2020.

 

Hai outras versións deste feito que logo convirtiuse en lenda. Esa outra versión fala da morte do bispo que o caer ao Pozo, realmente guindárono o pozo Maimón, non puido sair debido a vestimenta, sotana e todo o demais... e afogou. Dicen que no lugar hai rochas que simbolizan o feito desta morte, como a grupa do seu cabalo e outras...

Tamén se conta que unha vez chegado o Pozo Maimón si lle preguntas o pozo:

¿Morreu o bispo?

O Pozo Maimón responde:

-¡Morreu, morreu, morreu!

Así que xa sabedes.

 

É interesante tamén a Lenda de Ana Manana que tamén ten que ver co Pozo Maimón. No menú de lendas tendes un link a esta lenda, que tomei dun blog de Xoan Arco da Vella, o que aproveito para felicitar pola súa labor.

 

Nota sobre esta morte:

"MUERTE SILENCIADA, MUERTE PERDONADA El 3 de noviembre de 1419, otro obispo gallego, Francisco Alonso, señor de Orense, muere a causa de una revuelta de la nobleza y de los vecinos de la ciudad. La documentación catedralicia orensana señala, como si de anales del obispado se tratase, cierto misterio en la muerte oculta de este obispo que, a media noche, «cayó» del caballo en el Pazo Maimón (en la orilla izquierda del río Miño, a cinco kilómetros de Orense), muriendo ahogado y siendo luego recuperado su cadáver por su gente y sepultado en la capilla de Santa Eufemia de la Catedral.

Para la tradición oral, que recoge la documentación catedralicia, había sido un homicidio con premeditación, un asesinato, según se comprueba, setenta años después, en 1489, en el Tumbo de Beneficios, donde un sacerdote (Pedro Tamayo) declara oralmente que un hidalgo (Pedro López Mosqueira) había donado al cabildo de Orense los beneficios de San Pedro de Moreiras y San Martín de Mugares: «por la muerte de D. Francisco Obispo Dourens de boa memoria que Dios axa, porque lo mandó matar a Lopo de Alongos e outros seus criados al puzo maimón e seu escudeiro»161 . Sin embargo, la realidad que se deriva de la tradición escrita contemporánea es significativamente distinta. Pedro López Mosqueira —Alférez Mayor del Duque de Arjona en aquel momento— había donado en efecto dichos beneficios al objeto de que se levantara la excomunión que pesaba sobre él, desde hacía seis años, por haber participado, junto con muchos otros orensanos, en el asedio al obispo Francisco Alonso en la Catedral, hecho inmediatamente anterior a su sospechosa muerte en el Pozo Maimón, suceso luctuoso que ni se menciona ni por tanto resulta inculpado por ello el arrepentido penitente. Según un documento datado en 1425, la Iglesia de Orense recibe determinadas propiedades y dinero de quince vecinos, que obtienen así la absolución y el perdón por el mencionado cerco (los caballeros García Díaz de Cadórniga y Pedro López Mosqueira, un zapatero, un carnicero, un barbero...)162 . Apuntemos que la muerte del obispo tiene sin duda lugar en el contexto de una revuelta urbana contra él como señor del obispado163 . El caso es que tanto vecinos como representantes de la Iglesia episcopal, hacen como si la muerte ejecutada del obispo no hubiera sucedido nunca (a efectos de cultura escrita y legalidad vigente). ¿Por qué la muerte violenta del señor obispo de Orense deviene en el año 1425 en muerte silenciada?164 ¿Por qué permanece recluido en la cultura oral el gravísimo delito de homicidio en la persona del señor, a quien se debía proteger con la propia vida, y más aún si es el pastor del pueblo cristiano?

Si el levantamiento armado y posterior cerco del obispo y su bando en la Catedral se tenía por «gran injuria, por lo cual el non podía seer absorto senon polo papa», dice el cabildo al arrepentido García Díaz de Cadórniga165 , ¿qué habría que decir del asesinato de dicho obispo? Evidentemente, la clandestinidad del homicidio, el hecho  de la conjura y la ejecución nocturna en lugar aislado —fuera de la ciudad—, no hacía fácil probar aquello que, por lo demás, era fama pública. Pero ni su imagen de muerte indecible por su atrocidad (más grave que la muerte antedicha del mayordomo episcopal de Lugo), ni su indemostrabilidad legal como muerte clandestina, agotan realmente los motivos del silencio de la propia Iglesia de Orense sobre el homicidio de su prelado en el documento de 1425 concediendo el perdón colectivo, que incluye cuando menos al señalado por la tradición como instigador del crimen: Pedro López Mosqueira. El silencio expresa en este caso la impunidad, deseada naturalmente por la ciudad y consentida implícitamente por la Iglesia catedral. La muerte violenta del obispo de Orense en 1419 es a fin de cuentas una muerte asumida por la Iglesia episcopal, algo que no había que investigar, terminaron por pensar canónigos y lugartenientes (provisores) de los sucesores del difunto Francisco Alonso, opinión que por fuerza compartían la nobleza local y la gente de la ciudad, encubridores seguros de los conspiradores justicieros. No es éste el caso de una sentencia represiva que un juez real comisionado al efecto dicta contra unos inculpados que todo el mundo sabe en rebeldía —1403, Lugo—, se trata ahora de unos señores eclesiásticos que procuran reconquistar el pleno ejercicio del señorío de la ciudad, gravemente perturbado por la insurrección de hidalgos y populares contra Francisco Alonso166 , poniendo en práctica como ritual restaurador del equilibrio social, la donación a cambio del perdón. El intercambio es planteado con total explicitud en cuanto a su significado. El donativo a la Iglesia como castigo por los pecados cometidos contra ella es, según ya apuntamos, una variante de la tradicional donación para salvar el alma, sólo que en este caso queda a salvo el cuerpo de la represión judicial, cuestión muy importante puesto que el dominio del cuerpo del reo es un aspecto decisivo de la mentalidad justiciera oficial en la Edad Media. En el fondo ¿no estamos ante una alternativa de facto al sistema judicial civil medieval?167 . La justicia de Dios que perdona el cuerpo en el lugar de la justicia de los hombres que reprende el cuerpo. Cuando Díaz de Cadórniga solicita la absolución de la excomunión en que se encontraba por el cerco el obispo, los sacerdotes y el provisor del obispo responden que «non podía seer absoto a menos de satisfacer a adita iglesia et beneficiados déla o dito garcía días da grande injuria quelle tina feito». El ritual penitencial que sigue busca restaurar mediante gestos el poder que el pecador desafió. Primeramente el arrepentido recibe la absolución, desnudo y de rodillas, «Rezando sobrel o salmo miserere mei deus et dándolle enas espaldas con huum cordon que tragia çingido et dizendo as palabras de Absolucón», es decir, se somete al cuerpo a una humillación y a un castigo puramente simbólico, muy alejados del encarnizamiento de la justicia secular, tanto oficial (señorial, real, municipal) como de revuelta (muerte del señor). Después el noble penitente Díaz de Cadórniga entrega las casas que dona «por súa maao tangendo as cerraduras das portas das ditas casas a alvaro fernándes canónigo en nome do cabildo»168 . Los representantes de la Iglesia episcopal de Orense, detentadores de la administración de la justicia en esa provincia, saben que la muerte de su señor obispo,

Sigue el texto...

Texto estudio de Carlos Barros "VIOLENCIA Y MUERTE DEL SEÑOR EN GALICIA A FINALES DE LA EDAD MEDIA

 

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