El  Ascenso 

 

Sin duda un libro maravilloso, repleto de observaciones sobre los ríos, la ciencia y la cultura. Escrito en el 2016.

Ver un capítulo dedicado a los ríos

Contraportada del libro

 

Tristán Gooley. (Aventurero, naturalista y escritor.) 

          Volver a ríos galegos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ascenso.

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Comentario personal de Secundino Lorenzo, autor de la página web:

El libro de Tristán Gooley es un descubrimiento sensacional. Efectivamente Tristán Gooley es un conocedor de los secretos del agua de los ríos, los lagos, mares y océanos como indica en la portada.

En este capítulo, que copio y comento,   demuestra un conocimiento de los ríos fuera de lo normal y se ve superdocumentado. Por su importancia y para demostrar lo que estoy diciendo me permito hacer una copia parcial, prescindo de algunas partes y no pongo las notas abundantes del autor, añado comentarios mios (en letra cursiva distinta) y algunas fotografías que lo complementan y lo hacen, en mi opinión más ameno e interesante. Mis datos y comentarios están sacados de mi página web sobre " Los ríos galegos", un trabajo del que se habla indirectamente en el texto y que lleva a muchos pescadores, como yo,  a ser amantes de la entomología (ciencia de los insectos) y de la naturaleza.

Este es mi email, por si el autor o la editorial, considera algún inconveniente en esta copia. De todas formas está claro que recomiendo el libro por su calidad y el gran trabajo de campo que tiene, de forma altruista, por sensacional y sorprendente.

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 (Capítulo 6 )

El  ascenso

      ..."El doctor Samuel Johnson dijo una vez que <<la pesca con caña es un pasatiempo con un palo y una cuerda: un gusano en uno de los extremos y un tonto en el otro>>, Sir Humphry Davy se lo refutó y comentó que era más  el caso de <<una mosca en un extremo y un filósofo en el otro>>. Viajé hacia el Distrito de los Picos completamente seguro de quién tenía razón, pero tenía un plan para hacer mis investigaciones por mi cuenta.

   Stuart Crofts me estrechó la mano cuando nos encontramos en el pueblo de Catlerton en el Distrito de los Picos y, antes de soltarme, me estuvo asegurando con un fuerte acento de Yorkshire, que pronto estaríamos debatiendo con el río las cosas que él quisiera contarnos.

Pueblo de Castletlón, fotografía sacada de internet. Desconozco el autor de la misma.

Viaducto de Peack Distrit National Park en los Picos. Un parque nacional del norte de Inglaterra, a donde se desplazó el autor del libro para escribir este capítulo., desconozco el autor de la fotografía.

Río maravilloso situado en este Parque Nacional del Distrito de Picos,  a donde se desplazó el autor del libro para escribir este capítulo., desconozco el autor de la fotografía.

   Stuart se describe  a si mismo como formado por una  tercera parte de pescador, otra de entomólogo (estudioso de los insectos)  y otra absolutamente dominada por un entusiasmo infantil por todo lo que tenga que ver con la naturaleza. Me había organizado para pasar un día  con él para que me ayudara a perfeccionar un área específica de mi lectura del agua. No soy pescador ni cazador y, si te soy sincero, nunca he tenido demasiadas ganas de ser lo uno ni lo otro, pero siempre he respetado la profunda sabiduría de tanto cazadores como pescadores desarrollan en su nicho en el mundo natural...Stuart soltó una carcajada mientras explicaba cómo se había mofado su hija de él cuando intentó impresionarla con una de sus capturas:<<Felicidades, has sido capaz de enganchar a una criatura con el cerebro del tamaño de un guisante>>.

   Solo es posible llegar a entender la maestría y la pasión de los pescadores con mosca cuando apreciamos que la captura del pez es solo una parte muy pequeña del proceso. Le pregunté a Stuart, un hombre que ha dedicado todas las horas de vigilia a ese deporte y a la naturaleza que lo rodea, cómo se sentiría si le dijeran que no podía volver a capturar ningún pez nunca más.

  <<No me importa lo más mínimo>> respondió con tranquilidad y sinceridad, y no tenía ningún motivo para dudar de él; lo entendí. La pesca con moscas se remonta a los macedonios, alrededor de la época de Cristo, pero fueron los victorianos los que la adoptaron como pasatiempo, y ese fue el momento en que dio el salto y pasó a ser simplemente comida para el estómago a devenir un néctar para la mente. Brian Clarke, una celebridad reciente en el ámbito, lo resume a la perfección: <<la clave de todo es pensar...el experto piensa más en el cómo y el porqué que en el qué>> Clarke está convencido de que no tiene nada que ver con los aparejos que tengas o las técnica que emplees, sino con tus conocimientos del entorno. Porque la pesca con mosca tiene que ver con entender el agua, los peces, los insectos que se comen y en reconocer cómo la brisa más ligera e incluso el movimiento de una nube tapando el sol lo cambia todo.

  Se habla a menudo de que un pequeño cambio en nuestro entorno puede tener un gran impacto, pero en la pesca con mosca puedes verlo con tus propios ojos. Los insectos voladores viven al borde de la muerte cada segundo de sus cortas vidas, y la simple capacidad de volar es un equilibrio precario, según lo hidratados que estén (muchos insectos mueren de deshidratación) o según factores como la temperatura corporal. Cuando el sol se esconde detrás de las nubes, los insectos se enfrían un poco, algunos pierden la capacidad de volar y caen en un río, donde las truchas los están esperando. Es esa sensibilidad la que hace al buen pescador.

   <<Hay muy pocas cosas en la pesca que dependen de la suerte>>, me explica Stuart,  y cuando me reí porque pensaba que era una broma me dijo que era cierto. Tiene un gran sentido del humor, pero no iba permitir que la risa empañara lo realmente importante.

    No había ni un atisbo de arrogancia en el discurso de  Stuart, hablaba con cariño de todos, incluso de aquellos que confundían churras con merinas. Como cualquier persona que siente puro amor por la naturaleza, Stuart es un modelo de sensibilidad por su entorno, es plenamente consciente no solo de lo que está ocurriendo en su alrededor, sino también del impacto que está provocando. Viajaríamos río abajo durante un día entero para garantizar la bioseguridad, para que si arrastrábamos sin querer algún organismo, al menos fuera en una dirección inocua. En ecosistemas sensibles, que, por supuesto, lo son todos, si caminas rio arriba entrando y saliendo del agua, corres el riesgo de permitir que lleguen infestaciones hostiles a aguas que hasta ese momento estaban inmaculadas. Ir río abajo pone trabas a invasores voraces como la Impatiens glandulifera (planta invasora curiosa, explotan sus flores y se lanzan a varios metros. No la tengo visto en Galicia)  o los cangrejos señal (este cangrejo si existe desgraciadamente en nuestra tierra, es muy poderoso y mayor que el autóctono.).

...Habíamos dado unos cuantos pasos por el lado de un pequeño riachuelo que fluía por un terreno oscuro cuando Stuart introdujo la mano en el agua con violencia. Usó los dedos para remover el cieno y entonces esperamos a que se asentara. Allí, en un lugar en el que jamás se me habría ocurrido mirar, había una abundante cantidad de vida...El agua fluía colina abajo y se llevaba con ella el cieno perturbado, para dejar a la vista una pequeña zona desnuda de gravilla, sobre la cual había docenas de camarones (efectivamente hay camarones o gambas de río en muchos ríos de Galicia, como en el río Támega en Ourense, ver algunos datos en mi página web sobre los ríos). Unos segundos más tarde estábamos echándoles un vistazo a una larvas de mosquitos gigantes y a un tricóptero.

Camarón o gamba de río. Sobre 2 cm. Presentes en muchos ríos de Galicia hace años. Cada día menos.

    -Son increíbles, pero ¿qué significan? -le pregunté. Le había advertido de que mi curiosidad se basa en entender las pistas, las señales, los patrones. La belleza de todos los organismos se muestra ante mí solo cuando he podido entender lo que intentan decirme.

    -Los camarones son una buena señal: significa que hay unos niveles muy bajos de amoníaco en el agua, porque no lo toleran en absoluto. Así que no hay basura humana o animal cayendo al agua río arriba. Esta agrupación de insectos también confirma que esto es un arroyo con una corriente muy lenta, lo suficiente como para que haya cieno.

   Ambas cosas están conectadas y son importantísimas para los insectos y, por tanto, para los peces, puesto que los entornos lentos y con cieno son muy diferentes a los hábitats rápidos y limpios.

Mientras mirábamos río abajo comentábamos la cantidad de personas que luchábamos por que el agua cercana estuviera lo más limpia posible, y de cómo la mayoría de veces dependíamos del gobierno o de terceras personas para que nos aportaran información sobre si esas aguas eran prístinas o no. En ocasiones nos damos cuenta de que los salmones han vuelto a un río concreto, pero estos peces son un indicio tardío de lo que se cuece. Si nos preocupa lo que está soltando una tubería en un río, lo único que tenemos que hacer es interesarnos por los insectos acuáticos, y seremos capaces de hacer nuestros propios informes. Si nos fijamos en las diferencias entre los insectos que hay en los tramos de un río antes y después de una tubería, es imposible que los políticos, los empresarios o cualquier otra persona enmascaren la verdad. Stuart señalo con el dedo un conjunto de pequeños insectos sobre una piedra llana en el arroyo en la que habían construído casitas con forma de horno y me explicó que los Agapetus fuscipes (Casullo típico de los ríos de montaña, la larva es un tricóptero, luego son voladores; una auténtica metamorfosis) necesitan una calidad de agua altísima de manera regular durante al menos un año, así que aquello era una señal de que no había habido ni rastro de contaminación en el agua ni un solo día durante el año anterior. También era una señal de que el agua allí era permanente y de que sería muy improbable que el manantial se secara en verano, porque no podría sobrevivir a algo  así. Otros insectos con ciclos de vida más largos indicaban que el agua había conservado su pureza y corriente a diario durante dos o tres años.

Casullo. Tricóptero típico de los ríos de montaña en Galicia. En la fotografía de Secundino L. en el río Navea en Chandrexa de Queixa.

 

Los insectos son una de las maneras más ingeniosas de la naturaleza de hacernos sentir el transcurso del tiempo...Las efímeras viven en el lodo durante un par de años para en ese momento alzar el vuelo durante un solo día; ni siquiera les da tiempo a desarrollar un estómago. Para los pescadores de truchas, saber en que caerá ese día cada año se basa en la anticipación, así que las pistas sobre la eclosión de cualquier insecto son una parte vital del rompecabezas.

   -Las lavanderas son una señal inequívoca de que están a punto de emerger insectos voladores que acaban de eclosionar -me explicaba Stuart-. Y lo mismo con las gaviotas reidoras, que aparecen de la nada en los ríos más  grandes. Un pescador inteligente se dirigirá inmediatamente hacia esa zona, porque si las gaviotas están capturando los insectos que están emergiendo, los peces estarán haciendo lo mismo...

...Stuart y yo descendimos un pequeño tramo y emergimos de una zona de oscuras coníferas, después de recibir gritos de un pastor preocupado, y nos detuvimos a descansar al lado de un arroyo más ancho que brillaba bajo el sol. Se acercó a investigarnos una mariposa aurora, pero lo interesamos poco y continuó su camino. Red en mano, Stuart entró en el arroyo y comenzó a presentarme nuevos amigos en una bandeja blanca para que los investigara.

   -¿Cuantas colas?- me preguntó.

   -Esto...tres-respondí.

   Su intención era ayudarme a comprender, y a poner orden, lo que es potencialmente una de las partes más abrumadoras del reino animal. Si el insecto tenía tres colas, formaría parte de la efímeras, también conocidas como efemópteros (querrá decir efemeropteros). Si solo tuviera dos, podría ser una de las treinta y cuatro especies de plecópteros. De cerca, las efímeras parece que se muevan como un delfín, mientras que los plecópteros parecen cocodrilos.

Algunos de los tipos de efemerópteros que hay en Galicia. En este caso en la fase ninfa. Todos son acuáticos.

Algunos de los tipos de pleópteros que hay en Galicia. En este caso en la fase ninfa. En el libro se habla de 34 especies de plecópteros, en Galicia se conocen 52 especies. Son las conocidas en Galicia como moscas de las piedras o Perlas. Las ninfas son acuáticas. En mi página web utilizo el libro "Macroinvertebrados de las aguas dulces de Galicia" de Marcos A. Glez. y Fernando Cobo.

    Si estás comenzando a adentrarte en el mundo de los insectos acuáticos, encontrarás que se usan loas palabras ninfa y larva para referirse a las etapas inmaduras de los insectos Vale la pena saber que ambos términos no hacen referencia  a las diferentes etapas de las mismas criaturas, sino que es una manera de diferenciar entre los insectos que hacen la metamorfosis cuando llegan a la edad adulta y los que no. Las ninfas son insectos a los que les crecen las alas y adquieren la capacidad de volar, pero no hacen metamorfosis, mientras que las larvas llevarán a cabo y adquirirán una nueva forma. Pero ¡cuidado con los libros de texto que utilizan esos términos indistintamente y sin preocupación!.

Efémera como ninfa.

Efémera como adulta. Efémera vulgata. Entre una y otra puede haber hasta 20 pasos intermedios de transformación.

 

Paso de una efémera de ninfa a adulto. Estos y otros detalles están explicados en mi página web sobre los "ríos galegos".

El tema de las larvas y la metamorfosis es distinto:

Este es un tricótero famoso,  el casullo en Galicia. Dentro está el insecto que tiene la forma de la fotografía siguiente. Foto propia de Secundino Lorenzo.

Tricóptero fuera del casulo. Foto Secundino Lorenzo.

 

Tricóptero final o adulto final que no se parece en nada al anterior. Se produce una metamorfosis, paso de larva a pupa y al final el adulto. Esta es la distinción del texto. Es la diferencia entre ninfa y larva.

   El individuo de tres colas que estaba admirando era una ninfa de efímera treparrocas; se ganó el nombre por la costumbre de utilizar la presión del agua que le rodeaba para adherirse a las rocas, y son señal de una calidad del agua óptima. Stuart me explicó cómo era posible, con los conocimientos necesarios,  analizar cualquier sustancia contaminante  en el agua mediante los insectos que hubiera allí. Habría pistas sobre nitratos, fosfatos, niveles de oxígeno, niveles lumínicos, velocidad del agua, depredadores, sobre cada uno de los agentes contaminantes, etc., y no solo los niveles en ese momento concreto, sino los de cada segundo durante, como mínimo, el año anterior.

   Stuart buscó  a conciencia una especie muy rara  llamada Ameletus inopinatus (Efémeróptero que creo no existen en los ríos de España; por supuesto si en los ingleses y escoceses) y me explicó que era vital para los entomólogos porque la estaban usando como si fueran canarios en las minas de carbón, ya que era el insecto más sensible a los cambios del clima. Entonces, volviendo a un nivel que yo pudiera entender, me ilustró, en una bandeja llena de insectos, que no había ni un solo camarón; la corriente era demasiado fuerte.

     Stuart devolvió a nuestros amigos al agua y, mientras tanto, di un paso al frente y, mirando en dirección al sol, me quedé fascinado con su belleza blanca alrededor de una roca, parecía estar en efervescencia y cómo lanzaba a cada segundo pequeños diamantes hacia el sol. Pero de lo que no tenía ni idea era de que los insectos cercanos me estaban también señalando ese efecto. Stuart me comentó que los insectos tenían una necesidad vital de humedad en el aire y, por tanto, eran muy sensibles a ella. Las partes burbujeantes de los ríos creaban una capa de un aire mucho más húmeda sobre ellas que que el agua cercana ligeramente más calmada. Eso implicaba que los insectos gravitarían por esas zonas de agua blanca, atraídos por la humedad del aire. ¿Habríamos sido capaces de descubrir algo así sin las investigaciones apasionadas de los pescadores?. No lo tengo claro.

En este fotografía del río Navea, o río Queixa,  en Chandrexa de Queixa, Ourense, se ven estas partes del agua con burbujas y espuma que son las que tienen el aire más húmedo, esos lugares son los que tienen más insectos gravitando en ellas y son por lo tanto, justo al lado,  las mejores zonas de pesca, este descubrimiento que sabemos todos los pescadores, por lo menos los  que sabemos "leer el río", es un descubrimiento nuestro, sin lugar a dudas.

    ...Los insectos tienen otro as en la manga; pueden identificar la luz polarizada, y toda luz que refleja el agua lo es. Para un insecto, la luz reflejada es completamente diferente a las que le llega directamente desde el sol. (Si tienes una gafas de sol  polarizadas podrás hacerte una minimísima idea de lo diferente que puede parecerle el agua a un insecto si te las inclinas sobre la nariz y observas como cambian ligeramente las diferentes zonas de agua. El debate sobre si las gafas de sol pueden ser de ayuda en la observación del agua es interminable; disminuyen la visión, pero también el resto de la luz. Personalmente prefiero no usarlas en tierra, pero suelo llevarlas en alta mar en días soleados. Con o sin ellas, un buen consejo general es mirar primero a las zonas sombrías antes de girar la vista hacia las más brillantes, porque así le darás tempo a tus pupilas a adaptarse mejor y más cómodamente.)

...Me di cuenta de que era mucho más fácil detectar el agua que saltaba del arroyo y los insectos sobrevolándolo si miraba aproximadamente en la dirección del sol. Estuvimos un rato sentados y le di un sorbo a la cantimplora, mientras Stuart me explicaba que un pescador como dios manda debería capturar insectos tanto en el aire como en el agua por encima de donde pretendía lanzar el anzuelo. Me enseñó las diferentes redes que usaba para ese propósito. Y así fue como aprendí que la persona que comenzó el viaje caña en mano pensando que solo le interesaba capturar peces acabó convirtiéndose en un entomólogo por accidente.

   Stuart y yo estuvimos hablando sobre como interaccionan los elementos y los insectos para que a la mayoría de personas le pase por alto. Observábamos los mosquitos que revoloteaban por el arroyo y Stuart me explicaba que eran un buen ejemplo de insectos voladores tan sensibles a la temperatura que, si estaban sobrevolando el agua cuando el sol se escondiera detrás de las nubes, se desplomarían y caerían al agua.

   Si combinamos esa sensibilidad con las curvas en el recorrido del río y la dirección del viento, incluso cada uno de los cambios individuales en la brisa, podemos explicar porque habrá una gran riqueza de insectos en un tramo de agua y no unos metros más allá. Y los peces también están completamente acostumbrados a estas diferencias. Es la razón por la que habrá un grupo de pescadores con sonrisas de oreja a oreja mientras que los vecinos del otro lado de la curva estarán gruñendo y culpando a los aparejos. Las palabras de Stuart sobre la suerte volvieron a rondarme la cabeza, pero añadió unas cuantas más muy pertinentes medio gruñendo:<<¡Es en las malditas señales en lo que nos tenemos que fijar!>>.

   Mientras caminábamos por las márgenes de aquel ancho arroyo, Stuart iba señalando de vez en cuando lugares en el agua: <<diez por ciento>>, << treinta por ciento>>, <diez por ciento>>, <<setenta  por ciento>>, <<guau cien por cien, ahí seguro que hay peces>>,  Estábamos echándole un vistazo a las <<bolsas>>, las pequeñas zonas de agua en calma que hay justo fuera de la corriente principal, mientras Stuart calculaba la probabilidad de que hubiera peces. Se detuvo y señaló una de las formas del agua, que reconoció al instante: <<Mira ese remolino. Seguro que hay peces ahí, ¡por narices!>>.

   Stuart nunca apuntaba hacia las aguas bravas de los rápidos, o las aguas mansas de las tablas, sino siempre a las bolsas tranquilas a ambos lados de las aguas blandas. Esas bolsas son exactamente lo mismo que las pozas en los ríos más grandes, solo que la versión junior. La topología de un río, lo que puede parecer absolutamente aburrido en los libros de geografía, se convierte en algo rico y profundo cuando nos damos cuenta de que las secuencias de rápidos, tablas, remolinos, pozas y bolsas son un mapa de la vida acuáticas. Los peces están constantemente buscando las mejores ofertas, más comida por menos esfuerzo (como todas las criaturas que viven al borde de la inanición; los pajarillos viven ese estado de manera casi permanente).

El río en este caso va de derecha a izquierda. Los peces ocupan los mejores puestos donde la comida les llega de forma natural y fácil, más comida con menos esfuerzo: la salida de un afluente, un remolino, piedras en el río, bolsas tranquilas, al borde de ranúnculos o vegetación, etc. De todas formas las posiciones cambian mucho si se trata de la primavera o si se trata del verano. La trucha siempre se pone, al igual que los humanos, donde se puede respirar mejor...

  

   Al mismo tiempo, los peces están dando el máximo de sí mismos para comer sin ser comidos, y todos los que llegan a la edad adulta han aprendido la lección: no solo deben evitar convertirse en comida de aves y mamíferos, sino también en la de otros peces; todos los peces pueden comerse entre ellos. Esto significa que tienen que evitar esfuerzos físicos por alimentarse en las aguas rápidas y poco profundas, y no pueden permitirse regodearse en las cristalinas y lentas aguas de las tablas, donde cualquier ave hambrienta los detectaría. Tienen que esconderse bien en las raíces y fuera de la vista de depredadores hasta que llegue la noche.  Las bolsas que hay justo al lado de la corriente de agua le traen comida en forma de insectos como si fuera una cinta transportadora, y si esas bolsas están resguardadas y ensombrecidas por las raíces nudosas de algún árbol o  rocas convenientemente colocadas, mejor que mejor. Stuart iba valorando todos estos factores mientras recorríamos el arroyo, cada uno defendiendo sus predicciones sobre la probabilidad de que hubiera peces viviendo por aquí o por allá.

   -Les encanta el agua removida -me dijo.

   -¿El agua removida?-le pregunté, preocupado por si aquello era algún término formal que yo desconocía.

   -Sí. Les encantan las bolsas y las pozas, pero si se meten en la corriente principal, será en el agua removida.

    Me mostró a qué se refería. En los rápidos, el agua se mezcla con el aire y es por eso por lo que genera ese sonido tan característico. En las tablas, todo está en calma, pero justo en medio hay agua removida, lugares donde el agua fluye a través de las rocas pero no a suficiente velocidad o energía como para golpearlas y mezclarse con el aire.

   -No está ni en calma ni blanca y mezclada con aire, está ...eso, removida. A los peces les encanta.

    Reconocí el tipo de agua del que me estaba hablando. Tiene un equivalente en el mar, como veremos más adelante. Vale la pena recordar que lo que genera el sonido del agua corriente es su ruptura, así que podemos oír los rápidos, pero tenemos que detectar las tablas, pozas, bolsas y aguas removidas porque son silenciosas.

En la fotografía, del autor de la web, se ve un cachón típico, en verano justo por delante hay aguas removidas, no en la fotografía. Si se ven esas aguas en el medio a la izquierda y a la derecha, dos lugares maravillosos y que tienen trucha seguro.

 

   Los peces también adoran los <<puntos débiles>> y las <<zonas de fricción>> alrededor de ciertas rocas. El agua en la parte superior e inferior de una roca prominente fluirá a menos velocidad que la corriente principal cercana a la roca. Esos son los <<puntos débiles>>. Y a menudo también será más lenta a los lados, lo que se conoce como <<zonas de fricción>>. Los peces no le hacen ascos a ninguno de los dos.

   Stuart movía el dedo con velocidad hacia las zonas en calma del agua del lado contrario del arroyo. Le pregunté por qué solo señalaba las bolsas más alejadas, dado que seguro que teníamos algunas decentes cerca de nosotros. Se detuvo y esbozó una sonrisa.

   -Ah - parecía entusiasmado y un poco avergonzado - Bueno, si, está claro. Es porque soy diestro -hizo un gesto brusco con el brazo derecho y apuntó a la orilla más alejada-. Los diestros vemos el río de manera diferente a los zurdos. Si recorro un río con un zurdo, cada uno se detendrá en zonas diferentes. A veces intento engañarme a mi mismo y me fuerzo a creer que señalaré algo con la mano izquierda, y detecto bolsas que no habría podido ver de otra manera.

    Me encantó la idea y compartí con él una similar que afecta a los transeúntes. Cuando se nos presenta en nuestro camino un obstáculo alto, usaremos la mano preferida para <<esquivar>> dicho obstáculo. Imagina que estás un poco perdido y vas por un camino que se bifurca a ambos lados de una roca alta y estrecha. Idealmente pensarías  que elegirías cualquiera de los dos sentidos, pero no es cierto, porque todos tenemos preferencias preprogramadas, y les influye que seamos diestros o zurdos. Los diestros prefieren poner la mano izquierda en el obstáculo, probablemente porque eso les deja su mano favorita libre. Eso puede llevarte a caminar en círculos si te has perdido en un terreno rocoso y no eres consciente de lo que está pasando.

    Se nos cruzó un lagarto, y se detuvo a analizarnos y absorber un poco más de aquel sol de abril. Un poco delante pasamos por encima de los restos secos de la placenta de una oveja, mientras Stuart me explicaba que le encantaba preguntar a los niños cuál es el organismo vivo más antiguo que existía. <<Normalmente acaban diciendo que los dinosaurios. Yo les digo que las efímeras estaban ahí como 150 millones de años antes que los dinosaurios y que aún seguían dando guerra>> Noté cierto orgullo en su voz, como si las efímeras fueran parte de su equipo y juntos hubieran derrotado a la evolución.

   Vimos pasar una mancha de aceite en el agua y estuvimos observando sus colores iridiscentes mientras considerábamos su origen a medida que se acercaba el reflejo del sol. Ambos pensamos que la culpable, más que algún industrial, era la resina de las agujas de los pinos que habrían caído al agua aguas arriba.

   Stuart se detuvo en una hilera de coníferas y un saliente rocoso, y bajamos la mirada hasta una poza calmada, al borde de unas aguas blancas.

En el dibujo hay una trucha en su refugio (en Galicia decimos beirón) y una truchas en postura (en plan de comer) en aguas removidas.

 

   -La trucha necesita dos cosas: refugio y comida.

    Me explicó que si éramos capaces de ver el río teniendo esas dos cosas en cuenta, desde la perspectiva de una trucha, las encontraríamos. Los lugares que ofrecieran refugio en combinación con aguas que no fueran demasiado rápidas pero que estuvieran cerca del agua que fluya lo suficiente y arrastre concentraciones de comida a su paso, serían el hogar ideal de las truchas y garantizarían su presencia. Estábamos mirando uno de esos lugares.

  -Ahí!- el dedo salió disparado- ¿La has visto?.

   -No- le contesté, intentando concentrarme, siguiendo el dedo de Stuart lo mejor que podía hacia el margen más alejado del río.

   -Ahí, otra vez!

-¡Si, ahora si que la he visto!

 

Seguramente esto fue la trucha que no vió la primera vez. A veces aún dejan menos huella. En Galicia decimos <<se están cebando>>.

Otra fotografía. A veces el movimiento del agua es en forma de embudo. En este caso suelo cazar ninfas y se mueven de arriba abajo, o sea al revés. La pesca debe hacerse a "mosca ahogada"

 

Trucha a punto de tomar  un insecto. Esta imagen justifica el nombre del capítulo "el ascenso". Ahora si que la he visto... La pesca se haría a mosca seca.

 Pulsar para ver el video.

Otras veces las truchas saltan a cierta altura para cazar grandes efémeras o plecóteros.

 

   Las ondas se expandían y dejaban el centro en calma, antes de disolverse en las aguas más turbulentas que las rodeaban. Estaba en éxtasis. No quería presionar injustamente a Stuart, pero llevaba todo el día esperando aquello. Estaba igual de feliz que un cazador de caza mayor victoriana que hubiera abatido una bestia en la sabana africana. Había visto <<el ascenso>>. Para alguien que no deseaba capturar el pez, aquello era un triunfo y un momento espectacular. Hasta entonces, nos habíamos pasado el día entero persiguiendo ese momento, estudiando el  tiempo, el agua, las aves,, los insectos...Todo eso nos había  permitido pillar por sorpresa el maravilloso espectáculo del ascenso de la trucha, que se nos mostró en la superficie del agua con un patrón de ondas característico.

   Como cualquier arte, la pesca con mosca no es inmune a debates acalorados sobre sus fundamentos. Pero, para mí, la belleza reside en que es el arte de pescar sin pescar. Vamos a llamarlo <<Observación de ascensos>>. Y puede que lo rodee el mismo debate, porque es enriquecedor y provechoso. Los pescadores de mosca adorar ver ascender a los peces, incluso aunque no acaben capturándolos. Estos ascensos son lo que demuestran la actividad a los observadores de ascensos y la potencialidad a los pescadores con mosca, y es igualmente excitante para ambos. El observador de ascensos puede aprovechar el entusiasmo del pescador con mosca y conservacionista de los ríos de caliza Simon Cooper:

     Ese momento en el que un hoyito se extiende por la superficie del agua que tienes ante ti cuando una trucha se traga una mosca es igual de bello que un cruce de miradas en una habitación llena de gente.

  No habrá dos expertos que se pongan de acuerdo en la forma exacta que se crea cuando un pez rompe la superficie del agua o se acerca a ella. Pero los puntos en que coincide vienen impuestos por la lógica de los comportamientos de alimentación de los peces.

    Los peces y nos centramos en las truchas por simplicidad, se acercan a la superficie para coger un insecto. Sabemos lo sensible que es el agua incluso a cambios ligeros, así que cuando un pez captura un insecto con la boca es imposible que eso no perturbe la superficie del agua. Eso crea el ascenso que detectamos; hasta aguí, pan comido. ¿Pero qué forma exacta tiene ese ascenso, y por qué? ¿Y podemos deducir  de las diferencias sutiles entre los patrones de ascensos que vemos? Esas son las preguntas que se encuentran en el núcleo de la pesca con mosca y la observación de ascensos.

    Hay algunos principios fundamentales en los que todo el mundo está de acuerdo. Existen diferencias de comportamiento y forma en los insectos, la comida de las truchas Los hay grandes y pequeños, algunos que mueren y caen al agua, otros que están atrapados y se retuercen, y otros posados en la superficie preparados para salir volando en cualquier momento. Imagínate que una trucha detecta un insecto diminuto, inmóvil (probablemente muerto), en la superficie del agua. No se dará un festín y tampoco es probable que se le vaya escapar, así que la trucha no va a malgastar demasiadas energías para atraparlo, se le acercará sin prisas y se tomará su tiempo para comérselo; ¿para qué va a gastar un montón de energía en un ataque en picado y un mordisco vigoroso? Pero un insecto mucho más grande, vivito y coleando y listo para escapar será un desafío muy diferente para la trucha:  una comida en condiciones, pero una que intentará evitarlo. Y por eso en este caso el modus operandi de la trucha será más bien una especie de ataque relámpago.

   Las diferentes estrategias que emplean los peces para capturar su comida en la superficie generan una gran variedad de ascensos en las que los pescadores están de acuerdo y buscan con ahínco. Dependiendo de la autoridad a la que consultes, pueden que te hablen de ascensos tipo beso, absorción, sorbo, descarga, con forma de riñón o protuberante. El debate y el desacuerdo, incluso entre expertos con largos recorridos, sobre los diferentes formas que adoptan los ascensos son sobrecogedores. Pero con la ayuda de Stuart voy a intentar simplificarlo un poco.

Este ascenso es suave.. Enhorabuena al autor del video.

Ver este video.

Este ascenso es un ataque relámpago. La libélula lo merece. Espectacular. Enhorabuena al autor del video.

Ver este video.

   Bajo los ascensos de las truchas, incluso en los más sutiles, hay muchísimo que observar, sin duda. A veces un pez que esté nadando justo por debajo de la superficie perturbará el agua de una manera tan ligera, que no se calificaría como ascenso, y será invisible para la mayoría de los observadores. Pero será detectable si estás mirando los reflejos adecuados. El borde vertical y despejado del tronco de un árbol puede que se difumine, o puede doblarse un poco, e incluso quizá se tuerza hasta alcanzar una forma completa de S. (Llegados a este punto puede ser de ayuda nuestro trabajo con los <<charcos sismógrafos>> en el capítulo de los charcos.)

   Las truchas cambiarán de color rápidamente si la situación lo requiere en cuestión de días para adaptarse al entorno, y son maestras del camuflaje a ojos de las aves, cuanto más para nuestros pobres instrumentos. Son tan buenas cambiando de apariencia que los victorianos clasificaron muchas especies diferentes de trucha común, cuando en realidad estaban observando la misma especie con diferentes ropajes. Pero todavía tendremos posibilidades cuando las truchas delaten su posición cuando caen ninfas de la manera siguiente. Se colocan en dirección río arriba, ocasionalmente cambiando su posición a izquierda o derecha, antes de volver a su lugar original, lo que puede ser bastante dificil de detectar en un primer momento hasta que se nos revela una señal que las autodelata:  el hilo de luz, la pequeña zona blanca que aparece en el fondo oscuro cada vez que el pez abre la boca.

   Es improbable que detectes la cola del pez de inmediato, pero vale la pena estar alerta al movimiento rítmico de su sombra. La mejor regla general es la siguiente: intenta buscar cualquier movimiento anómalo, porque, aunque los animales camuflados pueden hacerse casi invisibles, sobre todo bajo el agua, una debilidad del camuflaje, es que no se le da demasiado bien ocultar el movimiento, ya que el fondo no cambia para seguirle el ritmo al pez. A veces un pez echará por tierra su camuflaje al perturbar el cieno de una zona de grava, lo que hará que se note en un fondo más claro.

  No debería sorprendernos en la búsqueda de peces darles una oportunidad al sol y al viento. En días tranquilos, cuando el sol está alto y lo tenemos detrás, mirar el agua es más fácil, pero ten en cuenta que los peces son muy receptivos a cualquier ruptura del horizonte que les provoques. Pude incrementar las posibilidades aumentando la luz que necesites y disminuyendo la que no,  lo que en esencia significa cubrir el cielo con un sombrero de ala ancha o una gorra.

 

  Stuart y yo llevábamos observando ascensos desde el mismo lugar cuando me hizo un repaso de la combinación de factores. El comportamiento de los insectos, la dirección del viento, las pozas tranquilas al lado de las aguas más rápidas, la luz del sol y la sombra en el agua, el hecho de tener una hilera oscura de árboles a nuestra espalda y, por lo tanto, no estar rompiendo el horizonte de los peces. Vimos un secuencia de tres ascensos, y cada uno provocaba en mí una silenciosa reacción de entusiasmo. Observando la secuencia de esos ascensos puedes deducir rápidamente si hay varios peces diferentes en la misma poza, o si es el mismo haciendo un circuito. Si este es el caso, predecir el lugar exacto del próximo ascenso es más fácil.

  

La vista de la trucha no es complicada de entender, puede incluso calcularse, aproximadamente,  el ángulo ciego y saber hasta que punto debemos o no estar agachados en la orilla. Hace años que con mis alumnos de Ribadavia hicimos algunos cálculos, tiempos aquellos 1968-76. Teneis un resumen en la ficha de la trucha en la página web sobre los "ríos galegos" .(tg 10 es aproximadamente 0.17, al final la altura ciega de la trucha era multiplicar la distancia CB x0.17, AB lo tomábamos igual a la profundidad de la trucha. Cálculo para  un ancho de río de 8 m. y la trucha a 0.5 de profundidad. Alt. ciega: 0.60 m. en rojo en el dibujo. Debe entenderse que por encima de 60 cm.la trucha te veía...)

   -Uno, dos, tres...allí.  El mismo pez -me susurró y observamos hasta que el patrón volvió a repetirse. Después subimos a una colina para cambiar de perspectiva y los ascensos cesaron. Habíamos superado el límite de los árboles y estábamos rompiendo el horizonte. Las truchas eran muy sensibles a cada uno de nuestros movimientos y en ese momento habían buscado refugio desesperadamente.

  -La gente no me cree cuando le digo esto, pero es verdad... Cuando pesco de noche, lanzo la mosca por el sonido de los ascensos. En serio, -Le creí- Mira ese camino de cochambre

  -¿Camino de cochambre?

  -Sí. Ahí donde las burbujas fluyen en línea recta río abajo. Eso marca el lugar en el que la fuerza del agua y el viento está acumulando cosas en la superficie. Es donde se reunirán los insectos. Veremos un pez por ahí si tenemos paciencia.

  -No tuvimos que esperar ni un minuto antes de que comenzaran a extenderse anillos concéntricos, seguidos de más y más.

   -Pero no es cochambre de basura, ¡verdad? No me haría ninguna gracia que hubiera basura en un río tan puro.

  -No, es el nombre de las burbujas, las que salen del agua blanca de aquellos rápidos.

  Busqué el siguiente ascenso y no tardé en encontrarlo, pero la cabeza se me fue a los diferentes tipos. Le dejé el tema a Stuart, porque me había pasado demasiado tiempo peleándome para intentar discernirlos sin demasiados buenos resultados...

...Me explicó que tras cuarenta años de pesca apasionada, agrupaba los ascensos en tres categorías. Estuve a punto de suspirar. Pero luego entendí que había solo uno en cada una de las categorías y eso me levantó el ánimo.

  - Está el ascenso de besos o sorbo: piensa en tu abuelo meciéndose tranquilamente en una silla. Te pide una cucharadita de ginebra y se la acercas a los labios con muchísimo cuidado.Este es el ascenso de beso.

  Era el que habíamos visto hace un rato.

  -Luego está la salpicadura: cuando el pez se está moviendo a buen ritmo y a menudo saca la cabeza...¡Hay veces que incluso puedes verle los ojos! Finalmente, el más sutil de todos, el de la subsuperficie. Son muy difíciles de detectar, a veces los llamo aguas nerviosas.

   Antes dije que a este ascenso algunas personas  lo llaman protuberancia.

  -Cuando el pez captura algo bajo el agua sin romper la superficie, aunque a veces sobresalga un poco la cola...no tiene ningún sentido utilizar moscas secas en un ascenso de subsuperficie, ¡estarás perdiendo el tiempo!.

   Nos alejamos del borde del río atravesando un aire espeso con olor a ajo y un par de alfombras de anémonas de bosque. <<Es una partida de ajedrez. Pero solo tienes un movimiento>>, me dijo Stuart mientras sacaba un hornillo, una tetera y un par de tazas de un cubo de madera. Saboreamos una taza de té y no pude resistirme a explicarle cómo las celidonias menores y las margaritas estaban orientadas al sur. Tras el té, la conversación cobró tintes más filosóficos, ya que Stuart me estuvo hablando de sus técnicas de manera mucho más amplia; su deseo era fundirse hasta el punto de que el río no supiera que estaba allí. Me chocó lo que le gustaba utilizar la palabra río como muletilla sino también la intrincadas redes y ecosistemas de las que el río no es más que una arteria.

  -Todo es cuestión de permitir al río que te invite a entrar, para que cuando estés siguiendo su curso puedas acariciar un pato mientras sigue en su nido, o pase velozmente a tu lado un martín pescador, y que tenga que esquivarte bruscamente, o un mirlo acuático, o incluso una garza que alza el vuelo y sientas las ráfagas de aire de sus alas...es en ese momento cuando has sido invitado a estar allí y...es el momento en que comienzas  a convertirte en un pescador o un cazador de verdad.

Mirlo acuatíco en el río Barbantiño (Ourense). Que te pasen los mirlos por delante con su canto especial me ha pasado muchas veces. Fotografía Secundino Lorenzo.

Mirlo acuatíco en el río Maceda (Ourense). Que te pasen los mirlos por delante con su canto especial me ha pasado muchas veces. Fotografía Secundino Lorenzo.

Martin pescador en posición típica. El martín pasa muy rápido muchas veces y no es la primera vez que llevamos los dos un susto, ya que se posó a menos de dos metros donde estaba sentado, en la orilla del río Deva en Arbo. La foto hubiera sido esta, pero no fue...no me díó tiempo de sacar la cámara. Entiendo perfectamente lo que dice Stuart en el texto...

 

Martin pescador en el río Lonia en Ourense. Fot. Secundino Lorenzo

   Hasta que llegue ese momento, no tiene nada de malo detenerse en un puente y bajar la mirada para buscar pistas sobre dónde reside el lugar preferido de los peces y así observar los ascensos. Si me ofrecieran elegir entre una trucha recién  pescada o poder ver un ascenso justo en el lugar en el que he predicho que aparecería, personalmente elegiría lo último. Sabe peor, pero genera mejores recuerdos.

 

Esta imagen está sacada desde un puente en Fuentemiña. Río Miño y una trucha que acaba de hacer un ascenso. Maravillosa.

 

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Contraportada del libro

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